Es asomar un poquito el sol, apretar apenas nada el calor...¡y a por ensaladas se ha dicho! Esta que les presento lleva un pequeño truco: la pechuga de pollo, sosita por sí sola, se ha dado un bañito caliente a base de salsa de soja y ha salido con el ánimo renovado. El contraste de sabores es interesantillo, por lo demás. Ya me contarán.
Mira en vídeo cómo se hace:
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