Una receta muy, muy fácil de hacer y que nos regresará a los sabores de hace algunos años cuando la nata protagonizaba la mayoría de las salsas que se hacían. Aquí la empleamos para darle un toque final a una salsa que se basa en el caldo y el vino. El resultado final es delicioso.
Ingredientes:
Dos muslos y cuatro alitas de pollo
200 ml. de nata
1 l. de caldo de pollo
2 cucharadas de harina
Vino blanco seco
Una cebolla
Perejil
Sal marina
PImienta
Aceite de oliva
Preparación:
- Salpimentamos el pollo y lo doramos en una sartén con un poco de aceite de oliva
- Mientras, picamos bien la cebolla
- Cuando el pollo esté bien dorado le añadimos la cebolla y bajamos el fuego para que sofría lentamente y suelte todos los jugos.
- Entretanto podemos ir picando el perejil y mezclando muy bien las dos cucharadas de harina en el caldo de pollo. Removiendo para que no queden grumos.
- Una vez la cebolla esté bien pochada, subimos el fuego y echamos un chorrito de vino.
- En cuanto evapore el alcohol, vertemos el caldo de pollo hasta cubrir la carne, y un poco más, porque irá reduciendo con la presencia de la harina
- Así lo dejaremos al fuego lento una media horita o un poco más.
- Pasado este tiempo ya vemos que la salsa ha reducido. Añadimos entonces la nata, removemos, y dejamos cinco minutos más.
- Espolvoreamos con perejil y ya podemos servir.
Mira en vídeo cómo se hace esta receta:
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